domingo, 8 de mayo de 2011

Fantásticos portales a las 5 de la madrugada

Allí sentada; tirada; o como quieras llamarlo, con el frío propio de Diciembre congelandome hasta el alma sin que yo lo notara, aun con la copa medio vacia de vodka en una mano y en la otra con un cigarro al que pocas caladas le quedaban ya. Alli sentada, viendo como dos chicos de no mas de 23 años se gritaban, con la rabia en su mirada, los puños cerrados. La distancia de uno al otro cada vez era mas reducida, una sola palabra más, una subida de tono,un solo movimiento de sus labios y uno saldria a por el otro, se tiraria a por él salvajamente y el otro le recibiria calurosamente con un puñetazo en la cara o una patada en el estomago; la verdad es que no tenía ninguna gana de ver dientes tirados por la calle pero tampoco estaba por la labor de moverme, simplemente porque ni siquiera podia levantarme. Alli sentada mi ángulo de la vida era diferente, el mundo estaba al reves, todo parecía perfecto. Estalle en una carcajada y luego era incapaz de parar de reir, de esos momentos que ocurren tan pocas veces en los que te duele hasta el estomago y sientes como si tu mandibula se desencajara; que triste que solo fuera producto del alcohol que recorría mis venas, del frío, de la noche, de ese portal, de ese ángulo de la vida y de esta mierda de sociedad. Que bonita era la vida cuando estaba alli sentada, todo parecía mas facil, solo me preocupaba el dolor de pies producto de los tacones de 12 cm que había aguantado toda la noche.
Una calada más y parecía que mis pensamientos se esfumaban con el humo. Un trago mas con un amargo sabor a melancolía y pizcas de felicidad. Una sonrisa tonta al darme cuenta de que era incapaz de recordar, una carcajada al verme incapaz de caminar, y mas risas al verme caer. De repente se paro ese momento como si una chispa se apagara en mi interior. Un suspiró al darme cuenta de que solo bebía para olvidar, y otro más al percatarme de que todo esa "felicidad" era producto de ese portal, de esa visión de la realidad. Un puñetazo al aire al verificar que mañana todo volvería a ser normal, esa maldita rutina y ese mundo tan imperfecto seguirian ahi para seguir arruinandome el presente y el futuro. Llegaba la última calada, el último trago al mundo de nunca jamás, al país de las maravillas; lo intenté aprovechar como si me fuera la vida en ello, abrí los ojos, y desgraciadamente, me di cuenta de que no había funcionado. Maldita resaca, ahora solo me quedaba la esperanza de volverme a emborrachar.


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