miércoles, 13 de junio de 2012

no fear



Miedo. Dicen de él, un intenso sentimiento habitualmente desagradable derivado de un riesgo, un peligro ya sea pasado, presente o futuro; ya sea real o supuesto. Su forma de expresión es el terror. Admito, que tenía miedo, y que aun me invade cierta dosis de esa sensación. Sonara redundante pero es así, el miedo asusta; os aseguro que acojona, pero tan solo al principio, después llega un momento en que sin saber como ni porque aprendes a convivir con el, aceptas el vacío del pecho, las alteraciones repentinas de tu pulso, la angustia visceral, el sudor frio en tu frente, y continuas, hacia delante, cabeza alta, espalda recta, despacito pero con mala letra.
¿Qué a que tengo miedo? A todo lo que vosotros teméis hipócritas. A los obstáculos, las altas caídas, a lo bueno, a lo malo y a lo aun peor por conocer, al futuro, a la soledad, a la  incoherencia, a la inmoralidad, a olvidar, a perder… ¿A tanto temo? Si, y no tengo miedo a reconocerlo.

Camina hacia delante,
 camino a lo incierto. 




jueves, 22 de diciembre de 2011

Salir corriendo



Creo que necesitaba hacer esto, perderme entre palabras, y espacios vacíos. Palabras, posiblemente sin ningún sentido, pero, cuando en mi interior noto que las cosas se derrumban, que pierdo los pocos papeles y principios que mantengo, que no hay ley de gravedad universal dentro de mi, que estoy en ese rincón de siempre, acojonada, sin respiración en esa jaula invisible; entonces lo necesito.  Lo que para algunos es una calada a algo fuerte, abrir la ventana, correr hasta perder todo el aire, ir de tiendas, beber hasta olvidar, para mi es esto. Escribir hasta que las palabras ya no den mas de sí, o quizás quedarme ahí de pie apoyada a la pared, sintiendo el frió de los azulejos en la espalda, y pensar, pensar hasta que las ideas se vuelvan locas, hasta perder la noción del tiempo, pensar hasta que todo desaparezca y nada mas importe; pero abres los ojos o separas los dedos del teclado y vuelves a la realidad... y la calada te sabe a alquitrán, abres la ventana y respiras el aire contaminado de miedo e hipocresía, corres y te da un tirón en el gemelo que no te deja ir mas allá, vas mirando escaparates porque no te atreves ni a entrar, bebes y te das cuenta de que cuanto mas alcohol menos olvidas, piensas y escribes y las palabras que deberían salir tan fácilmente de la boca de tu estomago se quedan en ese punto intermedio, y se convierten en nada , el nada mas incomodo que he sentido en mi vida. Y aun así sonríes, porque ese minuto o segundo han sido tuyos y te has sentido libre. No hay opción ni posibilidad, evadirse del mundo o escapar. 




Tengo derecho a salir corriendo.



martes, 6 de septiembre de 2011

Destinos destinados

Me gustaba pensar que existia el destino. Luego me di cuenta de que ( y haciendo uso del famoso eslogan) Destino somos todos. Eliges, dentro de unos parametros, buscas las oportunidades, las encuentras, y luego otros ya decidiran si te las dan. Personalmente, se me da bien saludar a las oportunidades mientras pasan de largo. Me gustaba la idea de poder elegir a niveles universales, luego cai en la cuenta de que existen ideales imposibles.



sábado, 23 de julio de 2011

Cerrado por obras



Ahora me doy cuenta, ahora lo entiendo y todo encaja. La posibilidad de quedarme despierta hasta altas horas de la madrugada me ha dado la oportunidad de ordenar todo ese caos mental que me rodeaba. Y me encanta, esa sensación que me inunda, de pluma, de hoja que cae ligeramente navegando por el aire hasta acostarse en el suelo. Estoy relajada, tranquila, y sonrió con facilidad. Ya no hay presión en el estomago. Vivo despreocupada.


Ya no hay nada, y eso es perfecto.

miércoles, 6 de julio de 2011

Otra vez.

Otra vez. Estaba ahi. Deseaba que desapareciera. Otra vez tiemblan mis manos, otra vez mi voz, otra vez golpean las olas contra las rocas, otra vez no entra mas agua del mar en el vaso de cristal. Sensaciones. Desaparecen, aparecen. Y vuelvo a temblar. Cansancio.



Quiero ser realista. Quiero hacer lo imposible.



sábado, 25 de junio de 2011

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Siempre me había imaginado así. Envuelta entre el humo de los cigarros y el ruido de las hojas al pasar. Hundida, acurrucada en mi misma en el sillón de la esquina, en el vértice de mi mundo. Pensando, sin pensar. Acostumbrada a decir bien cuando todo va mal. Envuelta en el olor a café de la habitación. Atada al miedo y la ansiedad. Mirándote. Escuchándote. Enamorada del susurro que se colaba entre mi pelo.