domingo, 8 de mayo de 2011

Suicidios domingueros

Quiero pensar y pienso que las situaciones pasan, y la angustia de esperar a que el otro devuelva el cosmos a tus manos también. El tiempo es cruel, el recuerdo, el corazón y todo lo relacionado con los sentimientos lo es. Nos obsesionamos, nos encaprichamos  y  luego no somos capaces de olvidarnos y nos autoengañamos falllidamente intentando hacernos pensar que esa situación ya ha pasado, que lo hemos dejado atrás, que la vida continua. Mentira.  Y mentira sobre mentira. Domingo por la tarde y sientes ganas de llorar o de ir  a la cocina y acabar con todo el helado, dulces y todo aquello que contega mas de 400 calorias. ¿Para que?. Para sentirte mal o culpable por otra cosa que no sea esa maldita situación.  Puedo decir que todo esto ocurre cuando tus amigas casi te obligan a salir de casa un Sábado noche para que te bebas hasta las copas de los árboles y acabes tan borracha que no eres consciente ni de tus propios actos. Luego llega ese malestar de resaca mezclado con Domingo por la tarde y unas gotitas de la amarga situación, el coctel perfecto que te provoca esas ganas infinitas de llorar. Quieres llorar y no lloras. Temes volver a caer en ese pozo del que - en tu propio engaño- ya habías conseguido escapar. Crees que llorar es de débiles pero en realidad todos necesitamos vaciar nuestro vaso de lágrimas ; sabes  de sobra que es mucho mejor sacarlo fuera y que el agua se lo lleve, que dejar todo ese dolor en tu interior para seguir mintiendote y caminando con la cabeza alta como siempre. Para sentirte mejor le das un puñetazo a la pared, como si tus nudillos tuvieran la culpa de tu enorme estupidez. Repites el proceso una y otra vez. ¿Para que? Para que las lágrimas salgan de tus ojos provocadas por el dolor de tus manos y no por el de esa puta situación. Todo absolutamente todo, consiste en la mentira.
¿A que sabe el amor? Yo diria que a sal mezclado con dulce.  Todos hemos provado alguna vez ese sabor salado de las lágrimas y ese toque dulce de la sangre. El amor no mata somos nosotros los que decidimos morir por amor. La sal y el dulce no matan, pero si los tomas en exceso luego pueden llegar hacer que agonices. 







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