jueves, 22 de diciembre de 2011

Salir corriendo



Creo que necesitaba hacer esto, perderme entre palabras, y espacios vacíos. Palabras, posiblemente sin ningún sentido, pero, cuando en mi interior noto que las cosas se derrumban, que pierdo los pocos papeles y principios que mantengo, que no hay ley de gravedad universal dentro de mi, que estoy en ese rincón de siempre, acojonada, sin respiración en esa jaula invisible; entonces lo necesito.  Lo que para algunos es una calada a algo fuerte, abrir la ventana, correr hasta perder todo el aire, ir de tiendas, beber hasta olvidar, para mi es esto. Escribir hasta que las palabras ya no den mas de sí, o quizás quedarme ahí de pie apoyada a la pared, sintiendo el frió de los azulejos en la espalda, y pensar, pensar hasta que las ideas se vuelvan locas, hasta perder la noción del tiempo, pensar hasta que todo desaparezca y nada mas importe; pero abres los ojos o separas los dedos del teclado y vuelves a la realidad... y la calada te sabe a alquitrán, abres la ventana y respiras el aire contaminado de miedo e hipocresía, corres y te da un tirón en el gemelo que no te deja ir mas allá, vas mirando escaparates porque no te atreves ni a entrar, bebes y te das cuenta de que cuanto mas alcohol menos olvidas, piensas y escribes y las palabras que deberían salir tan fácilmente de la boca de tu estomago se quedan en ese punto intermedio, y se convierten en nada , el nada mas incomodo que he sentido en mi vida. Y aun así sonríes, porque ese minuto o segundo han sido tuyos y te has sentido libre. No hay opción ni posibilidad, evadirse del mundo o escapar. 




Tengo derecho a salir corriendo.